Pena ajena

Días de contrición. De mirarse internamente. Días para la reflexión. Aunque quizás para algunos sean otro tipo de días, como por ejemplo estrujarse las manos ante los réditos que les deparan sus cargos.
Siento pena ajena por muchos de mis compañeros de andanzas universitarias y algunos otros con quienes fui coincidiendo en esta mundana vida.
Ya aquellos sueños liberadores se esfumaron ante la opulencia. Las luces de neón se encargaron de encandilar sus hambrientos ojos. La palabra revolución tornó en convertirse en trapo usado y gestora grosera de recursos mal habidos. Uno a uno se fueron sumando al sistema que criticaban y del que se proclamaban enemigos acérrimos. Han sido peores que los por ellos llamados de la cuarta república.
Lo peor de todo es el cinismo con que actúan. Cómo se creen sus mentiras ante los medios de comunicación. Definitivamente somos el país del nunca jamás. De la nada.
Comentario especial lo merecen algunos poetas y escritores conocidos. Se excusan en nimiedades e incongruencias que ni ellos mismos se creen. Y lo peor es ver como han doblado la cerviz por un cargo o algunos beneficios entramados. De mirar a algunos creyendo en sus nobles espíritus ahora solo siento pena por ellos.
No sé si tenga la razón. Pero sí estoy seguro que este es un gobierno mentiroso y manipulador que ha despilfarrado la mayor riqueza obtenida por Venezuela en período alguno. Simplemente estamos ante el reparto del botín.
Yo creo poder seguir mirando los ojos de mis hijos sin ningún rubor. ¿Qué podrán decir aquellos que acompañan esta trama orquestada desde otras tierras..?
Dejemos que el tiempo hable. Después de hoy vendrá otro día.

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