Aquellos 80

Para quienes ingresamos a la vida adulta en la década de los ochenta, esos años dieron para todo. Sería cuesta arriba reducir a apenas unas pocas líneas lo que se vivió y representó esa década para miles de venezolanos que de una u otra forma tomaron parte activa en el devenir de Venezuela. De algo sí estoy seguro, los años ochenta fueron el caldo de cultivo de lo que ocurrió posteriormente en el país, y en donde unos pocos recogieron los frutos que generaron los movimientos estudiantiles con sus movilizaciones y lo que posteriormente fueron los sucesos de febrero del 89. Es claro que los sucesos del llamado caracazo fueron algo espontáneo, pero no hay que olvidar que el país estuvo signado por fuertes conflictos en los años 87 y 88, y en donde estas movilizaciones fueron minando las bases de lo que era el modelo político de aquellos tiempos. Esos vientos de cambios generaron las tormentas que transformaron el país muchos años después. No voy a venir a juzgar a nadie ni a hacer una descripción de lo que ha hecho cada quien. No, sólo me gustaría añorar lo que fueron aquellas gestas y la camaradería que en ellas se vivían. Mis compañeros no tenían cargos de poder. No tenían dinero en el bolsillo. No participaban en las decisiones de las políticas públicas. No frecuentaban lujosos restaurantes ni se emborrachaban con costosos licores. Éramos una sarta de pelagatos que soñábamos con cambiar el mundo. Que en nuestras conversaciones y reuniones abogábamos por combatir la corrupción de la Venezuela saudita. Que nos ilusionaba tener un país con igualdad social y en donde nos veíamos como parte activa de ese país. Pero todo fue ilusión. Decepción. A esos sueños e ilusiones se los robaron unos cuantos, no hay que ir muy lejos para saber quiénes son y qué andan haciendo.

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