El mundial y el Paseo Colón
No vengo a escribir de futbol, por lo que el título de este post para nada tiene que ver con los torneos futbolísticos que se realizan cada 4 años en algún punto del planeta, no. El título va con una fuente de soda y pequeño restaurant que estaba ubicado unos años atrás al final de la calle Sucre justo al intersectarse con el Paseo Colón en Puerto la Cruz.
Cuando llegué a Puerto la Cruz, a finales de los 80, pensaba encontrarme con una ciudad amable, con alternativas para quienes buscábamos el lado humano de la vida. Se suponía que era una ciudad moderna, turística, y en cierto sentido lo era. En esos tiempos aun podíamos contemplar en la bahía los incontables veleros con sus distintas banderas ondeando libremente. Pero era una ciudad deshumanizada.
Y lo sigue siendo. No se por qué, pero el Mundial era uno de los pocos lugares amables que tenía Puerto la Cruz, bueno ess es mi opinión. Continuamente lo hermanaba con esos famosos cafés parisinos narrados en tantas obras de la literatura, Pero son solo juegos de mi imaginación porque nunca he estado en París, y si la he visitado ha sido a través de Cortazar, Henry Miller, Hemingway y tantos otros escritores que la hicieron suya en distintos años del siglo pasado.
El Mundial se fue con los años y con él algo del encanto del Paseo Colón.
Por cierto, ahora rebautizado por unos ignorantes boliburgueses.
Se acuerdan de Leningrado, que antes se llamaba San Petesburgo.
Bueno, ahora se llama otra vez San Petesburgo.
Cuando llegué a Puerto la Cruz, a finales de los 80, pensaba encontrarme con una ciudad amable, con alternativas para quienes buscábamos el lado humano de la vida. Se suponía que era una ciudad moderna, turística, y en cierto sentido lo era. En esos tiempos aun podíamos contemplar en la bahía los incontables veleros con sus distintas banderas ondeando libremente. Pero era una ciudad deshumanizada.
Y lo sigue siendo. No se por qué, pero el Mundial era uno de los pocos lugares amables que tenía Puerto la Cruz, bueno ess es mi opinión. Continuamente lo hermanaba con esos famosos cafés parisinos narrados en tantas obras de la literatura, Pero son solo juegos de mi imaginación porque nunca he estado en París, y si la he visitado ha sido a través de Cortazar, Henry Miller, Hemingway y tantos otros escritores que la hicieron suya en distintos años del siglo pasado.
El Mundial se fue con los años y con él algo del encanto del Paseo Colón.
Por cierto, ahora rebautizado por unos ignorantes boliburgueses.
Se acuerdan de Leningrado, que antes se llamaba San Petesburgo.
Bueno, ahora se llama otra vez San Petesburgo.
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